Leí
en alguna parte sobre la respuesta que la antropóloga Margaret Mead dio a la
pregunta de un estudiante sobre cual consideraba ella era el primer signo de
civilización en una cultura, según la anécdota, la antropóloga respondió que
era un fémur fracturado y curado, explicaba la antropóloga que el que el fémur
hubiera sanado era muestra de que alguien se tomo el tiempo de cuidar al
paciente y velar por el hasta que sano completamente, y aunque debo confesar que
desconozco si esta anécdota es real o no, lo cierto es que para mi la
solidaridad y el preocuparnos por el bienestar de los demás si es en definitiva
el mayor signo de que somos una sociedad civilizada.
En
tiempos de Covid-19, confinamientos, cuarentenas y noticias alarmantes sobre
como la situación se ha desbordado en otros países y más allá de que
compartamos o no las medidas adoptadas por nuestros dirigentes, más allá de
“ismos” e ideologías, el reconocer que
esta situación a todos nos afecta pero que a pesar de estar todos en el mismo
mar, algunos van en yate, otros en bote y otros nadando con todas sus fuerzas,
luchando por no ahogarse en la fragilidad económica y alimentaria que esta
situación nos presenta, es un imperativo hoy mas que nunca como sociedad. Por
lo que el tenderle la mano a mi vecino, amigo o familiar, el compartir lo poco
o mucho que tenemos, el preocuparnos por el otro, por su bienestar y apoyarnos
mutuamente es lo que definitivamente nos permitirá salir mucho mas fuertes y
victoriosos como ciudad, como país y como nación.
Y
aunque soy consciente de que como país somos susceptibles de muchas críticas,
también estoy seguro de que este momento que demanda de nosotros solidaridad y
empatía por el otro, ¡no nos va a quedar grande!.

