Otro
de los aspectos de este Plan de Desarrollo, es que aunque contiene un plan para
la reactivación de la economía de la ciudad, se evidencian debilidades, como
por ejemplo que el plan de reactivación económica esta cimentado casi en
un 80% en obra pública de mediana y gran envergadura, lo que hace que el plan
de reactivación económica apunte a un mediano o largo o plazo y se evidencia
una gran debilidad, más no total ausencia, de un plan de choque para la
reactivación económica en el corto plazo, sobre todo cuando es el mismo
Plan el que reconoce que el 85% de las empresas de la ciudad son pequeñas
empresas y que muchas de estas pertenecen a sectores fuertemente golpeados por
la crisis actual del Covid-19; sólo por enunciar algunos como el sector
textil, restauranteros, bares, discotecas, hoteles, barberías, Spas, gimnasios,
y todas aquellas empresas que dependen
del sector de la hospitalidad, el cuidado personal y el turismo, así como
tantos otros sectores manufactureros que en este momento poco tienen como
solventar sus gastos de operación en un mercado que espera una contracción de
hasta el 6%, como la misma secretaría de Desarrollo Económico reconoció en la
plenaria en la que presentó las líneas que le corresponden del PDM.
Claramente
el Plan de Desarrollo sufrió ajustes respecto al momento actual que atraviesa
la ciudad por cuenta del Covid-19, sin embargo, requieren verse reflejados en
los diagnósticos de las líneas, como ejemplo la línea económica que si
contempla los impactos económicos previsibles de la cuarentena, pero la
línea 5 de gobernanza y gobernabilidad no contempla en su componente de
Seguridad el impacto que la cuarentena puede tener en los indicadores, mismos
que se prevé mostrarán un repunte en las estadísticas delictivas para la ciudad
una vez se empiece una reapertura gradual de la sociedad. Ésta tendencia se evidenciará en delitos
de gran impacto como el fleto y la tasa de homicidios, que son los que impactan
negativamente el índice de percepción de la seguridad como un indicador clave
para la administración del alcalde, y que en buena parte sugiere el nivel de
calidad de vida en relación directa, es decir, cuanto más positiva es esa
percepción de seguridad, así mismo lo es la percepción de calidad de vida, por
supuesto, en este aparte, no podemos perder de vista que percepción no es
necesariamente seguridad real.
Si
alguien se da a la tarea de leer juiciosamente el documento, queda la sensación
de que no existió un momento de revisión conjunto de la calidad de los
indicadores propuestos, y aunque tampoco es recomendable el tener una batería
de indicadores robusta que haga muy difícil medir el avance de la ciudad, si se
debe contar con indicadores y diagnósticos que reflejen la realidad que atraviesa
Medellín. Queda la sensación una vez leído el documento, que no hubo una
corrección de estilo, no es algo especialmente relevante y en materia de costos
es incluso positivo el obviar este paso, pero dada la importancia que el
documento en si reviste para la ciudad, habría sido algo muy positivo.
Es
cuanto menos curioso como un Plan de Desarrollo con un énfasis tan fuerte en la
Ciencia, Tecnología e Innovación, ignora completamente en su componente
de movilidad el fenómeno de las plataformas para el transporte, un tema
que aunque si bien es cierto es competencia de orden nacional, bien pudo haber
sido al menos enunciado en el PDM, recursos como las patinetas eléctricas por
ejemplo guardan un gran potencial si la ciudad quiere apuntar a zonas de
emisiones cero de Co2, meta fundamental dentro de acuerdos que la ciudad
ratifica frente a procesos de adaptación al cambio climático. Un problema que padece
el PDM es que sus indicadores en general son poco ambiciosos, y para el
contexto de movilidad en mención los correspondientes a la construcción
de ciclorrutas, los cuales deberían ser replanteados ante un escenario
post covid, en el que el uso de la bicicleta puede ser clave para la movilidad
frente a una reapertura gradual de la sociedad y que es algo ya visto en otros
países como Holanda por ejemplo. Respecto al tema de movilidad se valora
positivamente la construcción del tren ligero de la 80, cuyo indicador está planteado
con una meta del 100%, y el uso de tecnologías para la estandarización del
cobro electrónico en el transporte público masivo, para el que además es
necesario conformar mesas con planes de trabajo efectivo para llegar a generar
cambios reales en el modelo de renovación del parque automotor público de la ciudad
que apunten al uso de tecnologías con motores Euro 5 o Euro 6 y
eventualmente la masificación de vehículos eléctricos. Tras lo expuesto es
evidente la necesidad de un cambio urgente en el modelo de planeación en
materia de movilidad para la ciudad, que por su topografía, proceso de
densificación histórico, y su efecto en la emisión de material micro
particulado y Co2 es demandando.
En
materia de salud se valora mucho que se encuentre la meta de terminar la
construcción y hacer entrega de la unidad de salud de Buenos Aires, una deuda con
la comunidad que viene de la administración anterior, y que la comuna 9
necesita hoy por hoy, es también bastante positivo que se plantee la
construcción del hospital general del Norte, sin embargo, frente a esto, tengo
ciertos reparos, puesto que no solo es necesario construir un centro de salud,
sino también dotarlo y hacerlo eficiente, ¿por qué no incrementar la inversión
y ampliar además el centro de salud de Santa Cruz o de Castilla?. Y es
que todos queremos mayor atención, pero más no es mejor necesariamente,
requerimos de las dos. Por otra parte aunque Medellín se encuentra en materia
de triage dentro de términos relativamente aceptables en el estándar internacional,
14 minutos que podrían tener una reducción a 10 minutos, y para esto no sólo es
necesario un nuevo hospital, sino también el fortalecer los centros de salud
existentes.
......24 de mayo parte 3......

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