Los protocolos funcionan si y sólo si el componente humano involucrado se compromete a cabalidad en cumplirlo, es así, simple y directo, cualquier plan, cualquier medida, cualquier protocolo que se piense para enfrentar el posible contagio y el efecto del Coronavirus en nuestra ciudad y país, funciona sólo si como ciudadanos nos comprometemos con lo estipulado. Hay cosas que solo funcionan si son asumidas desde el consenso de que se deben cumplir porque buscan el bienestar general y no sólo por la coerción del estado, ¡claro está!, sin que éste ultimo deje de lado su acción de vigilancia para reorientar posibles descaminos en individuos que no representan la mayoría ni el compromiso en pro de la colectividad.
Es por esto que me llama la atención poderosamente el que a diario se deban imponer comparendos a quienes incumplen la cuarentena en contextos de fiestas clandestinas, justificadas en el alivio de la monotonía y en la necesidad de relacionamiento social, que si bien ahora parecen importantes, no son equiparables con la imperiosa necesidad de preservar la vida. No criminalizaré a quienes en un acto desesperado salen a buscar su sustento diario, pero si a quienes atentan contra la vida por el mal uso del tapabocas e incluso en el argumento de que el coronavirus no existe.
Es de reconocerse la urgente necesidad de reactivar nuestra economía, al ser el efecto de una recesión económica profunda mucho peor que el mismo virus, pero ante la falta de cultura e introyección del autocuidado, cualquier iniciativa para tal fin será desvirtuada, como por ejemplo pasar del ``DÌA SIN IVA`` al ``COVID FRIDAY`` como ha sido llamado por medios internacionales; así las cosas, cualquier estrategia será exitosa sólo si desde la colectividad se cumplen a conciencia la desinfección juiciosa, la distancia prudente y todos los debidos y necesarios protocolos de bioseguridad
El humano es un ser instintivamente social, un ser gregario incluso con otras especies, pero también con alta capacidad racional, así que deberá la racionalidad controlar el instinto, renunciar momentáneamente al tipo de esparcimiento al que veníamos acostumbrados y priorizar la seguridad por encima de todo.
Finalmente y en reiteración, los protocolos sólo son efectivos si como ciudadanos nos hacemos corresponsables de su cumplimiento, sólo así será efectiva la prioritaria reactivación económica y más rápido el acondicionamiento a una “nueva normalidad”, de lo contrario morirán los medios de vida en el contexto económico, en biológico quizá nuestros seres más queridos.


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