El tema de esta columna no será ninguna sorpresa, por
supuesto debo hablar del tema imperante de esta semana en Colombia, la
detención del Ex - Presidente Álvaro Uribe Vélez, quien es claramente el
político más importante de nuestro país en las últimas dos décadas, además de
un hombre que constituye respeto y honorabilidad; razón por la cual y dada la
situación que está pasando por cuenta de la orden de detención, quiero expresar
mi apoyo y solidaridad a él y a su familia, además de argumentar el porqué de mi
apoyo al Ex - Presidente y al Centro Democrático.
Para empezar, en nuestro país sumamente polarizado en temas políticos, hay quienes si tenemos una postura realmente crítica ante la situación, porque conocemos la historia del presidente Uribe, en mi opinión el mejor presidente que ha tenido Colombia, bastante claro si miramos particularmente en el año 2002, cuando Uribe llegó a la presidencia en medio de una Colombia clasificada como un estado fallido, amenazado por la guerrilla de las FARC y cuya salvación fue la política de seguridad democrática, que no habría sido posible sin la re-dignificación de nuestras fuerzas militares y de policía que venían de ser golpeadas en la retoma de la zona de distención ordenada por Andrés Pastrana, elemento clave para acorralar militarmente a una guerrilla que se encontraba fortalecida en un país desencantado por cuenta de un proceso de paz fallido, con zonas vedadas por la famosa “silla vacía” del nefasto proceso del Caguán y donde era casi imposible viajar.
En materia económica, durante los dos periodos del presidente Uribe, la economía colombiana creció a un ritmo promedio de %4.4 con un pico de %6.9 en 2007, el mayor en los últimos 20 años, lo que significo volver a poner al país en el mapa mundial como un país en desarrollo, que renacía en su economía, seguridad y democracia.
No obstante, respetando otras posturas sobre su gestión como presidente, ante la acusación de fraude procesal y manipulación de testigos, debo defender y afirmar que hasta no probar lo contrario el presidente Uribe es un hombre inocente, con derecho a todas las garantías procesales que brinda nuestro país y a la presunción de inocencia como un elemento vital del sistema de justicia Colombiano, que está siendo obviado por ciertos sectores de nuestra política nacional que celebran la detención como si se estuviera apresando a un hombre juzgado y condenado.
Conviene recordar entonces, que ese logro que muchos
le celebran a la Corte de poder ordenar la detención, no constituye las
garantías suficientes para un hombre que en sus dos periodos como presidente,
buscó de manera incansable el fortalecimiento de nuestras instituciones y
recobrar la tranquilidad que nos habían robado por un proceso de paz fallido y
unas guerrillas fortalecidas.


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